CUANTÍA DE ACERO EN PEDESTALES DE HORMIGÓN. ACI318S-19, ASCE-PRC-0050

Los pedestales son elementos estructurales generalmente de hormigón armado destinados a soportar uno o varios apoyos de sistemas estructurales. Mayormente estos pedestales sirven como apoyo para los elementos de anclaje de estructuras metálicas. En estructuras de hormigón, corresponden básicamente a una continuación de los pilares o muros de la estructura hacia la fundación.

 

Tanto la ACI318S-19 como el documento AICE-PRC-005-0 (Procedimiento de diseño pedestales de estructuras metálicas) definen al pedestal como un “Elemento estructural cuya razón entre su altura libre y su lado menor no supera 3.0, y cuya función principal es transmitir esfuerzos de compresión, flexión y corte a la fundación. En caso de pedestales de sección variable, el lado menor se considera como el promedio de las dimensiones menores de las secciones superior e inferior”.

 

En general la geometría de la sección transversal de los pedestales depende en gran medida de los elementos estructurales que se anclan a este. Por lo que tienden a ser elementos de gran dimensión en comparación a las cargas a las que están sometidos. Esto origina que en la práctica se utilicen cuantías menores al 1% del área gruesa de la sección transversal, asimilando el pedestal como un elemento de interconexión y se le asigna una cuantía del 0.5% del área gruesa basado en las disposiciones del capítulo 16 de la ACI318S-19.

 

La norma ACI318S-19 en su capítulo 10 indica en su alcance que los requisitos de diseño para columnas deben aplicarse también para el diseño de pedestales de concreto estructural, por lo que, la cuantía mínima que contempla esta norma para los pedestales entonces corresponde al 1% del área gruesa de la sección.

 

Este mismo valor de cuantía lo contempla el documento AICE-PRC-005-0 en su disposición 4.3. En este se explica detalladamente la filosofía de diseño de los pedestales basándose en que son elementos críticos por “ser los encargados de la transferencia de todas las reacciones de las estructuras a las fundaciones”. También se destaca que particularmente en Chile estos elementos han tenido un desempeño deficiente en los últimos eventos sísmicos, sobre todo durante el sismo del 27 de febrero de 2010.